Las intoxicaciones agudas representan entre el 0,5 y 2% de las consultas en urgencias y se producen por exposición rápida a sustancias potencialmente dañinas, de forma accidental o intencional. Los niños suelen intoxicarse con productos de limpieza o analgésicos de forma accidental, mientras que los adultos lo hacen con fines recreativos o autolíticos. La evaluación inicial sigue el enfoque ABCDE (vía aérea, respiración, circulación, estado neurológico y exposición), permitiendo identificar y tratar alteraciones vitales antes de centrarse en el tóxico específico. Las medidas generales incluyen descontaminación gastrointestinal mediante carbón activado, lavado gástrico o lavado intestinal, y depuración extracorpórea según la sustancia. Entre las intoxicaciones más frecuentes destacan paracetamol, salicilatos, alcohol, benzodiacepinas, litio, antipsicóticos, antidepresivos, antiarrítmicos, pesticidas y productos de limpieza, cada uno con su clínica característica y manejo específico. El soporte ABC, la monitorización de signos vitales y la administración de antídotos cuando existen (N-acetilcisteína, flumazenilo, atropina, pralidoxima, entre otros) son fundamentales. La intervención temprana y la coordinación con toxicología mejoran significativamente el pronóstico, especialmente en intoxicaciones graves o potencialmente letales. La prevención y educación sobre riesgos domésticos son esenciales para reducir la incidencia de intoxicaciones accidentales
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