La hepatitis constituye un problema de salud pública relevante y su abordaje en atención primaria es fundamental. Las hepatitis virales constituyen un conjunto de enfermedades infecciosas caracterizadas por la inflamación del hígado causada por distintos tipos de virus. Entre los principales agentes se encuentran los virus de la hepatitis A, B, C, D y E, cada uno con mecanismos de transmisión, evolución clínica y estrategias de prevención diferentes. Estas infecciones representan un importante problema de salud pública a nivel mundial, dada su elevada prevalencia y la posibilidad de evolucionar hacia formas crónicas. La hepatitis B y C, en particular, son responsables de la mayoría de casos de cirrosis hepática y carcinoma hepatocelular. En contraste, la hepatitis A y E suelen causar infecciones agudas autolimitadas, relacionadas con condiciones sanitarias deficientes. La transmisión puede ocurrir por vía fecal-oral, contacto con sangre o fluidos corporales, o prácticas médicas inseguras. Aunque muchas infecciones pueden ser asintomáticas, otras producen síntomas como ictericia, fatiga intensa y dolor abdominal. Los avances en vacunación han permitido un control efectivo de la hepatitis A y B, mientras que los tratamientos antivirales han revolucionado el manejo de la hepatitis C. Sin embargo, persisten desafíos en el diagnóstico oportuno, el acceso a la atención y la reducción del estigma asociado. La vigilancia epidemiológica y la educación sanitaria son fundamentales para prevenir nuevas infecciones. En conjunto, las hepatitis virales continúan siendo una prioridad global en la lucha contra las enfermedades transmisibles.
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