La vía subcutánea es una opción eficaz y segura para administrar medicación en pacientes paliativos, especialmente cuando no se puede usar la vía oral. Permite una buena absorción, con pocos efectos adversos y facilita la atención en el domicilio. Su aplicación es sencilla, poco invasiva y bien tolerada. Se pueden usar bolos o infusión continua, según las necesidades del paciente. Es clave ajustar dosis y vigilar posibles reacciones locales. Los fármacos más usados incluyen morfina, midazolam y furosemida.
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