El Síndrome vestibular agudo, se define como un vértigo de más de 24h de aparición brusca con síntomas acompañantes. Representa una de las consultas más frecuentes tanto en el ámbito del servicio de urgencias como en el centro de salud. Desde el punto de vista clínico y etiológico, el vértigo se clasifica en dos tipos, el periférico y central. Cada uno de ellos se divide en varios subgrupos.
Para el diagnóstico, es imprescindible tener un dominio de las maniobras exploratorias.
En cuanto a la anamnesis, hay que indagar si el paciente tiene realmente sensación de giro de objetos con cortejo sintomático, hipoacusia y acúfenos y el empeoramiento con los cambios posturales nos debería hacer pensar más en afectación del sistema vestibular.
En cuanto a la exploración física, la primera exploración debería ser la otoscopia. Otra exploración imprescindible será el nistagmo. En el vértigo periférico, la dirección del nistagmo es hacia el lado sano, es horizontal rotatorio que se fatiga y no cambia de dirección. En el central, todas las pruebas físicas se dirigen al lado enfermo, con un nistagmo horizontal, vertical, rotatorio o mixto, que puede cambiar de dirección y no se fatiga. Entre las pruebas para provocar el nistagmo la más conocida puede ser la maniobra de Nylen-Bárány, y Dix-Hallpike.
En general, el vértigo periférico suele ser más intenso, de inicio más brusco, empeora más con los cambios de posición y se asocia con más frecuencia a síntomas vegetativos. Además, a diferencia del central, el vértigo predomina sobre el nistagmo. Por otra parte, la presencia de signos o síntomas neurológicos focales y la alteración del estado mental sugieren enfermedad del sistema nervioso central.
El examen oculomotor Head Impulse test, Nystagmus Assessment and Test of Skew Deviation (HINT) demostró una sensibilidad del 100% y una especificidad del 96% para el infarto vertebrobasilar.
Los criterios de ingreso son los pacientes con vértigo periférico que no mejoran después del tratamiento de urgencia o presentan intolerancia oral y en los que no pueda concluirse sobre el origen central o periférico del vértigo.
Las medidas terapéuticas de urgencia sólo son eficaces en el vértigo periférico, hecho que, en muchas ocasiones, es de gran ayuda diagnóstica.
Medidas generales: Reposo, dieta absoluta o líquida, si la tolera.
Maniobras posicionales: En el vértigo posicional paroxístico benigno puede ser efectiva la maniobra de Epley.
Sedantes vestibulares: Sulpirida y Betahistina a la vez.
Antieméticos: Si el paciente tiene vómitos incoercibles
Ansiolíticos
Piracetam: Es útil en los pacientes con crisis recurrentes de vértigo periférico y en los centrales de causa postraumática o por insuficiencia vertebrobasilar.
Soluciones hiperosmolares: el síndrome de Ménière.
Corticoides: En los casos graves que no respondan al tratamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario