Las redes sociales se han convertido en parte de nuestras vidas, tanto a nivel personal como profesional. Es raro hoy en día que un médico y/o a un paciente no posea y maneje email, WhatsApp, Facebook, Instagram o LinkedIn. Gracias a las redes sociales se han incrementado las formas de comunicación con pacientes y profesionales de otras especialidades y, en muchos casos, se ha conseguido dar una mayor visibilidad al trabajo del médico y de su clínica. Estos beneficios de las redes sociales como todos sabemos, están acompañados de riesgos importantes como vulneraciones a la intimidad, al honor y a la ética y deontología médica cuando se utilizan mal.
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