Comunicar
malas noticias es una de las tareas más difíciles a las que deben enfrentarse
los profesionales de la salud. Los receptores de las malas noticias
difícilmente olvidan dónde, cuándo y cómo les fue comunicada dicha noticia. Es
por ello que resulta imprescindible que los profesionales involucrados en estos
procesos reciban educación y entrenamiento para adquirir habilidades para
desarrollar una comunicación adecuada.
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